Trasmisión y Patogénesis:
La trasmisión se produce casi siempre por la introducción
de la saliva cargada de virus dentro de los tejidos,
normalmente por la mordedura de un animal con rabia. Aunque mucho menos
probable, es posible para el virus causar la infección desde la saliva, las
glándulas salivales o el cerebro entrando en el organismo a través de heridas
frescas o por mucosas intactas. Generalmente la saliva comienza a ser
infecciosa al mismo tiempo que se dan los síntomas clínicos pero es posible que
los perros y los gatos eliminen el virus días antes de la aparición de ellos.
El periodo de incubación es prolongado y variable;
normalmente, el virus permanece en la zona de inoculación durante un tiempo
considerable. La inusual duración del periodo de incubación permite explicar cómo
realizar un tratamiento posterior a la exposición. La mayoría de los casos observados en perros ocurre entre 21 y 80 días
después de la exposición, pero el periodo de incubación puede ser más corto o
considerablemente más largo. Se ha descrito un caso de rabia en un hombre que
tuvo un periodo de incubación de
> 6 años.
Los virus se propagan a través de los nervios periféricos
hasta la médula espinal y ascienden hasta el cerebro. Una vez alcanzan el
cerebro el virus normalmente viaja por los nervios periféricos eferentes hasta
las glándulas salivares. Si un animal es capaz de trasmitir la
rabia a través de la saliva, el virus será detectado en el cerebro. El virus es
excretado intermitente mente en el cerebro. La trasmisión hematógena (es la
infección producida por en contacto directo con la sangre del individuo
infectada) no suceda.